viernes, 20 de abril de 2012

No me interesa saber..

No me interesa saber lo que hacés para vivir.

Quiero saber cuál es tu dolor

y si estás dispuesta a soñar para encontrar el anhelo de tu corazón.

No me interesa saber tu edad,

Quiero saber si arriesgarás parecer una tonta, por amor,

por tus sueños, por la aventura de estar viva.

No me interesa saber qué planetas circundan tu luna.

Quiero saber si has tocado el centro de tu propia tristeza,

si has estado abierta a las traiciones de la vida

o si te has vuelto marchita y cerrada por miedo a más dolor!

Quiero saber si te podés sentar con el dolor, tuyo o mío,

sin moverte para esconderlo, disminuirlo o arreglarlo.

Quiero saber si podés estar con la alegría, tuya o mía

y si podés bailar libremente y dejar que el éxtasis

te llene desde las puntas de los dedos de tus manos

y hasta los pies, sin advertirnos ser cuidadosos

o realistas o recordar las limitaciones de ser humano.

No me interesa si la historia que me contás es cierta.

Quiero saber si podés desilusionar a otros

por ser sincera con vos misma; si podés soportar

la acusación de la traición, sin traicionar tu propia alma.

Quiero saber si podés ser fiel y por lo tanto ser digna de confianza.

Quiero saber si podés ver la belleza,

aún cuando cada día no sea hermoso…

Quiero saber si podés vivir el fracaso, tuyo o mío.

Y aún así, pararte en el medio de la noche

y gritarle a la luna plateada… ¡Si!

No me interesa saber dónde vivís, o cuánto dinero tenés.

Quiero saber si te podés levantar

después de una noche de dolor y desesperación,

abatida hasta los huesos, y hacer lo que necesita

ser hecho para los niños.

No me interesa saber quién sos,

o cómo llegaste aquí.

Quiero saber si te podés parar conmigo en el centro del fuego

y no retroceder.

No me interesa dónde, qué,

o con quién has estudiado.

Quiero saber si te sostenés desde adentro cuando todo

se cae a tu alrededor.

Quiero saber si podés estar sola con vos misma.

Y si verdaderamente disfrutás la compañía

que mantenés en tus momentos vacíos

lunes, 2 de abril de 2012

Durante el dìa se le dijo que èl debìa devolver el golpe cuando otros niños le pegaran (era tan amable y poco agresivo que su hermano pensò que era necesario darle este consejo), y por la tarde preguntò : "dime mamà ¿si un perro me muerde, puedo devolverle el mordisco "

m.klein

domingo, 25 de marzo de 2012

Hemos creado un sistema que nos persuade
a gastar el dinero que no tenemos,
en cosas que no necesitamos,
para crear impresiones que no durarán,
en personas que no nos importan
me encanta esta peli

love love love

martes, 2 de agosto de 2011

Galeano

Eduardo Galeano
La noche /1
No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre
los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo
una mujer atravesada en la garganta.

domingo, 31 de julio de 2011

La decadencia de la amistad

Muchos pensadores han creído notar que, en estos tiempos, la amistad es más un tema de conversación que una actividad concreta.
Por cierto, es relativamente fácil encontrar personas dispuestas a componer canciones sobre los amigos. En cambio es bastante difícil conseguir que esas mismas personas le presten a uno dinero. Según parece, el sentimiento amistoso se halla en decadencia. Todos los días uno tropieza con canallas que lejos de preocuparse por la escasez de amigos, se jactan de ella.
—Yo, amigos, lo que se dice amigos, tengo muy pocos, o ninguno —nos gritan en la cara. Y no advierten que el sujeto está esperando que lo feliciten por semejante hazaña.
En los años dorados de Flores, cuando alcanzaban su apogeo la comprensión, la poesía y el juego del codillo, también existían enemigos de la amistad que preocupaban a los Hombres Sensibles. Manuel Mandeb, el metafísico de la calle Artigas, coleccionó algunas de sus obtusas opiniones en un opúsculo titulado maliciosamente Los amigos. Como ya es costumbre, transcribimos algunos párrafos:
"...La amistad debe nacer en la juventud o en la infancia. Nuestros amigos son aquellos que aprenden junto a nosotros o, mejor todavía, los que viven aventuras a nuestro lado. Y por lo general, la gente aprende y vive aventuras en la juventud. Después casi todo el mundo consigue algún empleo en casas de comercio y ya resulta imposible adquirir conocimientos nuevos o pelearse con una patota.
"...A los once o doce años, uno empieza a hartarse de la familia y encuentra que los muchachos de la esquina son mucho más divertidos que el tío Jorge. Durante más o menos una década nadie estará más cerca de nuestro corazón que esos muchachos. Y si uno quiere aprovisionarse de amigos, debe hacerlo en ese período. Después será demasiado tarde..."
Según se aprecia, el criterio de Manuel Mandeb es interesante y tal vez verdadero. Sucede que en cierto momento de la vida uno descubre que esta rodeado de extraños: compañeros de trabajo, clientes, acreedores, vecinos y cuñados. Los amigos de verdad están lejos, probablemente encerrados en círculos parecidos.
Algunos empecinados insisten en cultivar amistades nuevas. Los matrimonios maduros se visitan mutuamente y desarrollan pálidas parodias de la amistad verdadera: se cuentan una y otra vez episodios antiguos, vividos con los amigos viejos, que ya no están. Cuando uno es joven no cuenta historias a sus amigos: las vive con ellos...
Vale la pena —eso sí— recordar lo que dijo Manuel Mandeb a una amiga suya:
—Vea. Yo puedo ser su amigo si usted quiere. No trataré de seducirla ni me pondré romántico ni le haré propuestas indecorosas. Pero sepa que yo necesito que exista un amor potencial. Me resulta indispensable que exista una posibilidad en un millón de que algo surja entre nosotros. Le aclaro que es probable que si se da esa circunstancia yo salga corriendo. Pero es únicamente en virtud de esa remotísima chance que yo estoy aquí oyendo su conversación como un imbécil.
[...]
Manuel Mandeb pasaba largas horas en la esquina de Artigas y Morón fumando con Jorge Allen, el poeta. Muchas veces ni se hablaban. Se contentaban con saber que el otro estaba allí.
[...]
En Flores, y en todos los barrios, se contaban leyendas sobre las traiciones de los amigos y sobre las ventajas de la soledad.
Todavía en nuestro tiempo hay personas que se complacen en declarar que los perros son más leales y sinceros que los humanos. Cabe sobre esto una pequeña reflexión. Tal vez sea cierto que los perros no traicionan. Pero esto no es en realidad una virtud del animal. Ocurre simplemente, que la módica organización mental del perro le impide realizar procesos tan complicados como una estafa. Es decir: los perros no pueden traicionarnos, por la misma razón que no se les permite escribir novelas.
[...]
...Cada uno de nosotros deberá cuidar lo poco que tenga. Sin componer canciones ni escribir poemas. Se trata únicamente de sentarse un rato en la vereda o de matear en silencio con los que están más cerca de nuestro espíritu.
Si uno no tiene ya a los de antes, cabe decir que tal vez existen en el mundo amigos viejos a los que todavía no conocemos.
Yo mismo, las otras noches resolví salir de mi encierro y lleno de ilusiones me encaminé a cierta esquina que conozco. Tenía ganas de fumar en silencio junto a tres o cuatro sujetos que se estacionan en ese lugar.
Pensaba además cosechar algún guiño amistoso después de estos años en que estuve tan ocupado.
Pero algo raro debe haber sucedido, porque no había nadie.

lunes, 18 de julio de 2011

Cucsifae-La vida es muy corta para llegar a otra galaxia

un tema que descubrì hoy:



No hace falta ni ver una fotografía.

Te llevo en la sangre y vives en mi ser...

martes, 12 de julio de 2011

"otra polilla en busca de la luz"